Es normal perderse en las aguas de una música incitante. Es normal responder al estímulo de una música armoniosa. Es normal recordar experiencias de vida a través de una música específica, así como es normal buscar en la música un refugio.
La música, como una esfera, encierra un ambiente y lo protege. La música como un vestido nos cubre, como un remedio nos cura.
La música una bandera, una luz, un color, un alimento. La música es una celebración, es una despedida, es también un consuelo.
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